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miércoles, 13 de octubre de 2010

Recuerdo


En las sombras de la oscuridad
Alce mis manos
Y encontré en mi ceguedad
La luz que mi alma necesitaba para poder seguir.
Llegaste a mi vida con velocidad abismante
Y te fuiste de mi lado
Como el agua de los ríos perdiéndose en el mar
Vuelves ahora como la ola a la costa
Como la brisa del mar,
Palpando mis sentimientos,
Casi leyendo cada uno de mis pensamientos,
Amado mío, no te miento
Te amé con locura, con la más costosa dulzura
Pero llegas tarde a mi nido,
El cual hubiera formado contigo.
No miraste atrás, no buscaste la paz,
Tomaste tu rumbo,
Dejando un dolor profundo,
Ardiente y permanente,
Como espina clavada al pecho,
Como pecado que se lleva al lecho.
No te odio, ni te odiaré,
Fuiste el gran amor de mi vida,
Jamás lo negaré,
Pero esa brisa marina
Atenuó el amor,
Metió los sentimientos puros
Dentro de un cajón de algodón,
Para que cuando viniesen las dagas
Revotasen para no sufrir,
Y te dieran tiempo para huir.
Ya te deje libre,
Al no sentir nada por mí,
Amor, recordado amor,
Eres solo la sombra de un gran dolor.

Por: Victoria de Lourdes.

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